La obra teatral “Las Criadas” tiene la particularidad de llevarse a cabo
en un solo escenario, que representa la habitación del personaje La Señora.
Esto conlleva a que los movimientos se efectúen en cuanto a entradas, salidas y
acciones dentro de la habitación.
Por su parte, los gestos tienen que ver principalmente con la actitud de
las manos, piernas, la cabeza y el cuerpo entero, con el fin de comunicar signos.
Asimismo, la mímica corresponde a las acciones faciales que forman parte
de la expresión corporal y que permiten visualizar físicamente las emociones,
sentimientos, y en muchos casos, las palabras que no se dicen verbalmente.
La obra comienza con Clara y Solange. Clara imita a La Señora, por lo
que sus gestos deben ser similares a ella, de modo que si La Señora actúa con
voz rígida y movimientos rápidos, Clara en su imitación también la representará
de esa manera. Por su parte, Solange se representa a sí misma como criada, donde sus
gestos se mantendrán fuertes y bruscos en casi toda la obra; debido a su
condición de hermana mayor y a su fuerte temperamento.
En el momento que imita a La Señora, Clara mantiene una actitud
prepotente y retadora, la cual lo demostrará con una postura rígida y una expresión de superioridad en su rostro. Por su parte, Solange mantendrá una actitud sumisa
pero su mímica denotará fastidio por las exigencias de Clara y severidad
durante sus respuestas.
En la escena inicial, Clara le pide a Solange que le busque un vestido junto con un par de zapatos mientras se mantiene sentada en la cama. Solange ayuda a Clara a colocarse
el vestido pero cuando se inclina para acomodarle la cola, Clara, dando señales
de asco, la empuja con un pie haciendo que Solange se caiga al piso. Comienzan a discutir,
Clara mueve mucho las manos y Solange escupe sobre el vestido para luego darle
un bofetón a Clara. Clara queda perpleja, sorprendida, mientras que Solange aprovecha su
actitud para tomarla del cuello e intentar ahorcarla. Momentos más tarde
suena el despertador y ambas vuelven a ser criadas nuevamente.
Clara como criada es una muchacha temperamental. Es la hermana menor de
Solange, por lo que siente cierta inferioridad la cual la impulsará a actuar a
veces de manera impulsiva y agresiva, solo para demostrar su fuerza ante su
hermana. En este momento, Clara, agotada, se acuesta en la cama, mientras
Solange preocupada intenta acomodar el desorden de la habitación. Paralelamente
discutirán, siendo Clara más acusadora que Solange, en lo que suena el
teléfono. Clara se levanta corriendo de la cama, lo coge con miedo, mientras Solange intenta acercar el oído al auricular pero su hermana no se lo permite,
apartándola con las manos. Al terminar la conversación telefónica, Clara dejará
el auricular descolgado y con manos temblorosas, su expresión facial será de
preocupación; la de Solange será de intriga y posteriormente de pesimismo.
Clara se sentará en la cama nuevamente con una mirada perdida y
pensativa, mientras Solange caminará en círculos hasta detenerse. Se
arrodillará frente a Clara y la tomará por las manos, primero dulcemente y después
con repugnancia, por lo que Clara se levantará molesta. Entonces, Solange nombra al Gardenal, Clara comenzará a cantar y a bailar de felicidad. Clara saldrá por la
izquierda, mientras La Señora entrará por la derecha.
La Señora, al igual que Clara y Solange, tiene aires de bipolaridad. A
pesar de tener un carácter rígido cuando da alguna orden a las criadas, su
actitud pasará de un estado casi melodramático por el encarcelamiento de su
esposo, a un rostro brillante y feliz cuando se entere de la buena noticia.
Al entrar La Señora, Solange cambia radicalmente su actitud y adopta la
sumisión, colocando en varios momentos la cabeza gacha salvo aquellos en los
que La Señora se dirige a ella. Toma el abrigo de La Señora, quien habla
tristemente sobre su esposo y su desgracia, esta tiene gestos tristes al igual que débiles. En cambio, Solange se mantendrá firme en todo momento. En esta escena
La Señora se sentará y levantará varias veces y luego se acercará a sus
vestidos y los mirará tristemente por su desdicha. Entonces, le pide a Solange
un cigarrillo, quien lo buscará pero luego tendrá que guardárselo en el
bolsillo cuando La Señora la aparte con la mano, para seguir hablando.
Clara entra por la izquierda con una taza de Tila en la mano y Solange,
cada vez que mire a Clara, será con los ojos bien abiertos, señalando con la
boca o la cabeza hacia la Tila o a La Señora. Entre tanto, a Clara se le escapa
decir que El Señor había llamado, la actitud de La Señora en ese momento cambia.
Se levanta rápidamente y manda a Solange a pedir un Taxi para encontrarse con
su esposo. Solange sale por la derecha. Clara le ofrece la Tila a La Señora
repetidas veces pero esta no la toma y le habla mientras Clara hace gestos de
querer irse, cuando La Señora no está mirándola. Finalmente La Señora sale por
la derecha y entra Solange por la misma puerta.
La actitud de ambas será en un principio de reproche y se hablarán
mirándose fijamente y moviendo los brazos en señal de acusación. Luego Clara
comienza a actuar como La Señora. Enseguida entran en personaje y la discusión
se vuelve más intensa. Solange toma fuertemente a Clara por el brazo mientras
esta intenta huir y su expresión facial se convierte en la representación del
miedo; luego la coge del cuello y la hace colocar de rodillas para darle un
empujón final. Clara queda inmóvil cerca de la cama como si estuviera muerta.
Solange enciende el cigarro que había guardado en el bolsillo pero tose y lo
deja rápidamente. Su actitud es triunfante. En ese instante, entran el inspector
y el policía. Solange sigue hablando, mientras ellos levantan a Clara por los hombros para
llevársela. Se apagan las luces, Solange gritará hacia el público moviendo los
brazos, con mirada de superioridad. Se encienden las luces nuevamente, los
policías no están y Clara se encuentra cerca de la cama donde había caído.
Clara se levanta como si nada hubiera pasado, como si todo hubiese sido
una actuación para un público imaginario y continúa la conversación con Solange,
aún imitando a La Señora. Se sienta sobre la cama y le pide a Solange la taza
de Tila. Solange se queda inmóvil, observándola extrañada. Clara la obliga con
un duro gesto y Solange finalmente se dirige a la mesa donde se encuentra la
Tila y la acerca lentamente a Clara mientras repite como un robot lo que dice
su hermana. Cuando está muy cerca vacila por última vez si darle o no la taza
pero el rostro decidido y fuerte de Clara le hace darle la Tila. Clara cae
muerta en la cama. Solange, mirando una vez más al público con mímica de
rendición, se arrodillará levantando los brazos cruzándolos como si estuviera
esposada. Se apagan las luces.
Importante es destacar que los personajes de “Las Criadas” no son
estables sino más bien bipolares, dando como resultado una obra con una mímica muy
expresiva, ya que debido a la rapidez de los cambios de humor se necesita una
expresión igualmente destacada para permitir mayor entendimiento al público. La
gestualidad de la misma forma tiende a ser pronunciada puesto que los elementos
se mantienen inmóviles y la obra se basa en un solo lugar. Lo que implica
igualmente que los movimientos en escena se lleven a cabo de un extremo a otro,
incluyendo sentadas y levantadas de la silla, como en la cama; con el objetivo de
darle mayor movilidad y ritmo a la obra.
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